Ni La Película ni El Director

Posted on 8 agosto, 2012

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En este mundo en el que los ídolos se construyen y destruyen a la misma velocidad que los matrimonios de Liz Taylor, lo de Christoper Nolan casi no llama la atención. Que un señor de poco más de cuarenta años haya convencido a un montón de gente de que es el mejor director de cine de todos los tiempos es, en estas circunstancias, poco sorprendente, lo que no quita para que sea bastante grotesco. Así claro que podemos hablar ya de David Fincher como un cineasta “clásico”. Qué menos.

Siguiendo con ese argumento, que ‘El Caballero Oscuro’, la anterior película de Batman dirigida por Nolan, la del Joker de Heath Ledger, aparezcla frecuentemente en los primerísimos puestos de incontables listas de “las X mejores películas de la historia” es tan esperable como desproporcionado. Viene a demostrar que Nolan es (junto con Fincher, claro) muy probablemente el cineasta “bueno” favorito de aquellos que no contemplan el cine anterior a 1990 o, como mucho, a 1985, es decir, a ‘Los Goonies’. Para ellos, y con cierta lógica, Nolan es uno de los grandes, quizá el más grande. Y no digo que no sea un director con muchísimo talento, pero si a su ya de por sí gigantesco ego lo azuzamos con rankings que lo ponen a la altura de Orson Welles o Hitchcock, mal vamos.

Lo que es indiscutible es que sus películas hay que verlas, aunque sólo sea para poder hablar de ellas. Son acontencimientos globales y además, por suerte, siguen siendo cine, aunque coqueteen con ese no-cine hiperespectacular e hipervacío que tanto se estila ahora. Algo es algo. Pero no todo. Nolan es algo. Nolan no es todo.

Su última (última de verdad) película de la saga Batman pretende ser LA película de este año. O al menos, la de este verano. Y lo será, pero no porque lo merezca, sino porque es un Batman y porque es un Nolan. O sea, que lo era antes de estrenarse. Y eso es malo, muy malo.

‘El Caballero Oscuro: La leyenda renace’ sería una gran película de no ser por un pequeño detalle: su guión es un desastre absoluto. Creo que nunca he visto una película en la que todo funcionase tan bien… con un guión tan ridículo. De hecho creía que eso no era posible. Y lo es. Se puede hacer una película que, aún siendo de superhéroes, se exceda en el uso del deus ex machina. Se puede crear un villano fabuloso (Bane, ese ser que es puro nihilismo y destrucción, la nada que todo lo devora) y luego tirarlo por el retrete. Se puede fabricar una femme fatale de manual (Marion Cotillard parece sacada de un comic de los años 50) y luego convertirla, sin que ni el personaje ni la película lo sepan, en un personaje incoherente y con la memoria de una carpa de acuario. Se puede hacer todo eso y, aún así, conseguir que la película resultante no se hunda.

Porque la película no se hunde. Pese a que dura tres horas. Pese a que su escena inicial (una desquiciada viñeta de acción sacada de la aventura más pop de James Bond) es la mejor de todas y su epílogo, un bajonazo imperdonable. Pese a que los momentos de imaginería visual “nolaniana” brillantes son imperdonablemente contrarrestados por otros (esa prisión subterránea, por favor…) sacados de la peor serie B. Y pese a desaprovechar a la fantástica Catwoman interpretada por Anne Hathaway, que paradójicamente era lo que más sospechas levantaba sobre el resultado de la película.

‘El Caballero Oscuro: La leyenda renace’ no es buena. Como todas las películas de Christopher Nolan (‘Origen’ más que ninguna), aguanta bastante mal las revisiones. ¿Pero quien revisa nada en este mundo en el que se nos acumulan las novedades y si miramos atrás corremos el riesgo de quedar rezagados para siempre? En este aceleradísimo contexto, no tiene que extrañarnos que la anterior Batman de Nolan sea considerada La Película y su director, el creador de El Cine. Con mayúsculas, sí, pero mayúsculas escritas con tiza. Así que escribámoslas bien grandes, pues durarán poco.

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