
Supongo que tienen razón los que dicen que para entender y conectar mejor con la última película de Lars Von Trier uno tiene que conocer ese lugar al que el director nos transporta, ese sitio llamado Depresión del que tanta gente intenta escapar. Yo no he estado allí, y espero no estarlo nunca. Después de ver esta película le tengo mucho más miedo a la D mayúscula.
‘Melancholia’ concentra lo mejor y lo peor de un director que, en cuestión de extremos, siempre tiene algo que aportar. Libérrima (y a la vez muy clásica, muy limpia) en lo formal y ambiciosísima en lo conceptual, la película se divide en tres partes: un prólogo que encadena bellísimas imágenes simbólicas que luego serán (o no) descifradas, un drama semi-coral muy alemán y, finalmente, una peliculita intimista y contenida, tan sobrada de sinceridad como lo está de artificio la segunda parte.
Apoyándose en unas analogías muy directas y nada crípticas, con personajes definidísimos (Von Trier nunca había dibujado seres tan complejos con tan poca tinta) y una historia apocalíptica y cruel, ‘Melancholia’ es una película sobre la depresión, la soledad y el aislamiento. Sobre el fin del mundo. Y es deprimente, sí, pues consigue algo tan difícil como penetrar en la realidad de alguien incapacitado para ser feliz. Justine (una inmensa Kirsten Dunst) vive en un mundo propio en el que ser feliz no está ni siquiera contemplado. Sin embargo, la naturaleza irracional y arbitraria de su enfermedad (¿enfermedad?) quizá sea una ventaja a la hora de enfrentarse a la inminente destrucción de la Tierra tras el impacto de otro planeta, un Melancholia que su hermana Claire (la siempre enigmática y elegantísima Charlotte Gainsbourg) califica patéticamente de “amigable” mientras se resiste a creer que no todo es predecible, que no siempre hay una manera correcta, que hay cosas contra las que no se puede luchar. Y que, precisamente porque es imposible, luchar contra ellas quizá sea la opción de los tontos y los cobardes. Terrible idea. Interesantísima película.
Pablo Gomez Garcia
16 noviembre, 2011
Buena entrada!
Pepe
18 noviembre, 2011
Putos frikis pseudogays. Disfrutáis con la depresión, la languidez, la debilidad…
Lars Von Trier es un bluff snob que hace películas para niñas de 35 años con bigote y gafapasta.
energumenosnob
18 noviembre, 2011
Pepe: Von Trier es todo lo que dices y más. Por eso es insoportable a veces. Pero Melancholia mola y mucho y él la dirige de maravilla.
Pablo: ¡Gracias!
poti-poti
19 noviembre, 2011
¿Hace daño a alguien que los «frikis pseudogays» disfruten con la depresión, la languidez y la debilidad? Pues eso, a ver Fuga de cerebros y luego nos la cuentas.
Lula P.
21 noviembre, 2011
Yo tardé días en quitármela de la cabeza. Hacía pocos días que había visto El Árbol de la Vida y al principio de Melancholia pensé, joder, otro pluf egocéntrico, pero luego… rediós, luego es cada vez más grande y derepente todo encaja y llegas al final y ya estás en shock.
Y la Rampling, uf, qué grande es más.
Y Charlotte Gainsbourg es tan intensa que me despierta un amor-odio difícil de describir, quizá por eso me gusta tanto.
beso