
Cada vez que escucho eso de “lujo accesible” me entra la risa tonta. Sobre todo cuando con ello se refieren a las colaboraciones entre marcas de postín, o de lujo, o simplemente caras, con cadenas de confección y distribución masiva de ropa. El último caso es el famoso tándem Versace – H&M. Un matrimonio de conveniencia que combina el gusto y el estilo de la marca italiana con la capacidad de control de costes y la distribución masiva del gigante sueco. En teoría, una buena fórmula. En la práctica, un desastre. Un «Versés», como decía Elizabeth Berkley en la grandísima ‘Showgirls’.
Y un absurdo, al menos desde el punto de vista de la moda o, sin ir tan lejos, de la ropa. El poco tino de Donatella Versace y la calidad de confección penosa de H&M hacen que la excesiva estética Versace, dorada, extrema y muy ligada a un momento del tiempo (los ochenta-noventa del descoque), pierda el único valor que le quedaba: el de ser un producto de lujo. La calidad y la exclusividad, vamos. Porque la apariencia, lo superficial, sí es hasta cierto punto reproducible y multiplicable por infinito. El lujo no. El lujo es por definición escaso, exquisito, laborioso y, aunque parezca una obviedad recordarlo, caro. No existe el lujo democrático. Ni el lujo barato. Al menos no en moda.
Tampoco existen otras muchas cosas en ese desastre que es Versace + H&M. La vergüenza ajena es una de ellas. El daltonismo, otra.
Hortera y cutre no: lo siguiente. Y feo, muy feo.
Francisco
21 noviembre, 2011
Exclusivo: Que excluye, que separa, ¡coño, si la propia palabra lo dice todo! Igual que pasa con las falsificaciones, que según coolandchic.blogspot.com son para gente «que no está psicológicamente preparada para entrar a la tienda y gastarse lo que hace falta», me temo que aquí es más o menos lo mismo.
Da igual que sea Versace, Karl Lagerfeld o quien sea, lo importante es que se presenta la oportunidad de llevar ropa «de diseño» a un precio asequible, son unos mercenarios de la moda.
Lula P.
21 noviembre, 2011
mercenarios de la moda???!!!! jajajaja qué fuerte.
Lo de Versace es una mi*rda como una catedral. Y lo de las cápsulas de HM cansa tanto que me aburro solo de escribir ESTO. Lo de hacer cola desde las tres de la madrugada para cualquier cosa ya es directamente de tarados mentales, pero es que encima si se para comprar estas cosas tan feas, encima peor (bueno, peor que para un concierto de Justin Bieber no sé yo…).
pues eso, que de acuerdo en todo.
poti-poti
21 noviembre, 2011
Hay algo peor que ser pijo: ser un pretencioso.
Todos tus blogs son muy guays. ¿Por qué no te animas a hacer otro, yo que sé, de cocina?
sjunde inseglet (@estefaldina)
21 noviembre, 2011
Tengo un amigo gran aficionado a Versace. Y salvo los jeans, o algún complemento suelto, es ¿a qué negarlo? complicado de mirar. E imprescindible que vaya combinado con alguna prenda cara también pero de corte sobrio, so pena de parecer un recién escapado de un sarao de Miami o una convención de caporegimes en Palermo. Adquirido por chonis y canis y mezclado con el fondo de armario de alguien corto de recursos… ahí ya me quedé sin palabras, rellenen vds.
Francisco
22 noviembre, 2011
Lula P. me ha recordado una frase: «Hacer cola es de gente pobre»
energumenosnob
22 noviembre, 2011
Versace es extremo. H&M, a su manera, también. Y no son el mismo extremo, así que la mezcla es un aborto por definición. Pero oye, las prendas vuelan de las tiendas. Hay gustos pa tó, como decía aquel. Y gustos que merecen palos, como decía mi abuela.
Lula P.
23 noviembre, 2011
Francisco, es que lo es.
Ya hay ricos que no van ni a la gasolinera. Llenan directamente del tanque de la FINCA (agraria-ganadera, juas!). Combustible subvencionado, por cierto. Ni colas ni ostias. Aiiinsss.