
Los comentarios, chistes, posts, noticias, reportajes y posiblemente libros que han hecho de la ecuación Telecinco=basura su lema empiezan a cansarme.
Telecinco no es basura. No por definición. Representa sólo uno de los muchos estilos de televisión que existen. Nada más. Arremeter contra lo que es y lo que hace (que, por cierto, y antes que nada, a mí me espanta) desde una posición de superioridad moral es repugante. Y ridículo. Y absurdo. Como esas campañas contra la comida basura que argumentan que algo tan calórico e insano debería ser prohibido o, al menos, controlado. Como las voces que se alzan contra la existencia de pornografía en internet.
La coartada infantil no me vale. Ese “esto no deben verlo los niños” es tan defendible como el “esto no deben comerlo los niños” aplicado a las hamburguesas XXL de Mcdonald’s. Defendible y aplicable, así que aplícalo. Si no quieres que lo vean los niños, TUS niños, no lo sintonices, si no quieres que tus niños lo coman, no lo compres. Y si los niños lo hacen por su cuenta, igual es que ya no son tan niños. O que tú estás delegando tus responsabilidades como padre en unos terceros que no tienen por qué cubrirte las espaldas.
Telecinco tendrá poca calidad, vivirá de programas primarios, incluso soeces, explotará lo más bajo del ser humano y todo lo que tú quieras, pero mientras no cometa delitos, tiene derecho a existir y a hacerlo como le dé la real gana. Y por delitos me refiero a delitos considerados como tales no a cosas-que-deberían-ser-delito, esa peligrosa idea tan al borde de la justicia popular y la masa enfurecida, conceptos que precisamente los que detestan Telecinco deberían detestar también. Seamos coherentes, por favor.
Si no quieres verla, no la veas. Yo no la veo. Pero no le digas a otros la televisión que tienen que ver ni mucho menos la que tienen que hacer. La televisión no tiene por qué ser ni educativa, ni cultural, ni bonita. Además, quien quiera una televisión así, lo tiene muy fácil para encontrarla, porque la hay. Si alguien quiere ver Telecinco, defenderla o financiarla, es su problema. Y posiblemente también su placer. El tuyo igual es comer Big Macs. Y tienes todo el derecho.
arquitectoaldesnudo
9 mayo, 2012
Totalmente de acuerdo.
Javier Pérez Martín (@javierpmar)
9 mayo, 2012
Emitir todo lo que emite Telecinco en horario infantil es ilegal, te guste o no. No es opinión de la gente ni nada, está estipulado por la ley. Así que está cometiendo delitos. Lo que pasa es que le sale rentable pagar los castigos que conlleva.
Cuando eso no os sirva de argumento, os escudaréis (o atacaréis directamente) en conceptos de democracia y libre empresa, convirtiéndonos a los que no estamos de acuerdo en dictadores-censores, autodeclarados superiores morales… Todo por hacer de abogado del diablo. Pero no sé si te merecerá la pena.
energumenosnob
9 mayo, 2012
Estoy contigo, Javier, que ese caso concreto sí es quizá delictivo, y hay que perseguirlo, pero no a ese tipo de televisión como concepto. Además habría que revisar qué es bueno que vean los niños y qué no. ¿el fútbol desquiciado sí? ¿Determinadas películas también? Uf, es espinoso el asunto.
RosendoMercado
9 mayo, 2012
Telecinco es basura. Otra cosa que como empresa privada tenga derecho a emitirla y le reporte beneficios porque a la gente le gusta comerla.
familiaphilips
9 mayo, 2012
Iba a añadir algo, pero creo que no te ha faltado nada. Sólo decir que me hace muchísima gracia ver a gente volverse loca por la existencia de este tipo de contenidos basura y se lo pasen teta viendo el humor casposo de «Con el culo al aire», los caca-culo-pedo-pis de «El Hormiguero» o los personajes histéricos de «Aída». Pura televisión de calidad todo.
poliptoton
9 mayo, 2012
El problema, Alberto, es que sí se cometen delitos. La cuestión es que las sentencias llegan 5 años después, cuando el programa al que el juez obliga a retractarse ya no existe (ejem, tiene otro nombre, ya nos entendemos) y cuando la calumnia ya ha cumplido su misión.
Y haya o no delito, lo siento, pero hay cosas que no. Que un futbolista muera en el campo y a los 3 días Jordi González monte un debate sobre si su mujer le ponía los cuernos no será delito, pero (a falta de una expresión mejor) «está mal». Llámalo basura o llámalo ser un hijo de puta (yo le llamo las dos cosas), pero lo está. Y si eso implica autoimponerme una superioridad moral o ser un censor puritano, apúntame a eso.
El argumento de «si no te gusta, no lo veas», lo siento, me parece pueril. Si, como me pasó hace unos días, los chavales de mi barrio putean a una vieja (cometan o no un delito), no vale con decirme «si no te hace gracia, no los mires». Son unos cabrones por hacerlo, sin más, y creo tener todo el derecho a opinar que lo son.
Ah, y por cierto, el horario infantil me la refanfinfla. «Sálvame» es tóxico, dañino y repugnante se emita a las 16:00 o a las 5 de la mañana.
Pero aprecio el intento de hacer de abogado del diablo… 🙂
Saludos.